Inconformismo Existencial (2ª Parte)

Pese al título de este blog, las historias, los cuentos, sí se terminan.

Color

– Llevas ya… Por dios, ¿cuánto tiempo llevas ya aquí?

– Yo que sé.

¡Respira!

Cascotes.

Ahora mismo es lo único que soy capaz de diferenciar en mi campo de visión.

Una mancha borrosa que se mueve con una velocidad endiablada a mi alrededor me confirma que estoy cayendo al vacío. Teniendo en cuenta que vivo – o vivía – en un sexto piso… Debo hacerme a la idea.

De Querer y No Poder

31 de Enero. Año 2511.

El ordenador de a bordo continúa muerto. Igual que el resto de la tripulación. Y el olor comienza a ser un problema real a tener en cuenta. Joder, si al menos Nikki siguiera dando saltos por aquí. El puto chucho hubiera tenido comida para sobrevivir durante meses. Lástima que saliese a su dueño, o mejor dicho, que le diese tanto reparo comérselo. Al final va a ser verdad eso de que los perros han terminado tomando como propias algunas costumbres humanas.

Inconformismo Existencial (1ª Parte)

Leer es contraproducente para las mentes con una actividad imaginativa importante.

Ruido

Me sangran los oídos.

Noto un terrible dolor donde antes debieron estar mis tímpanos.

Todo es demasiado confuso.

Pero veo el humo a lo lejos.

Noto la vibración en el suelo.

Ya vienen.

Nadie es perfecto, ¿no?

Y bajo esta premisa voy a pedir un pequeño favor a la gente que está entrando por aquí desde que creé el blog – 81 visitas ya.

Veréis. Obviamente, este blog lo creé para subir todo aquello que se me pasara por la cabeza, sin importar demasiado la temática – como creo que está siendo evidente en los tres relatos que he subido por el momento -, la extensión o sus posibilidades de continuación. Como ya he explicado, esto es más un ejercicio de autocomplaciencia, en el que me limito a ofrecer al público algo que de otra forma no podría publicar.

La Última Cerveza

Llevaba unos minutos decidiendo qué iba a hacer, y ahora lo tenía bastante claro.

Salió del salón, abrió una pequeña puerta que había en medio del pasillo y cogió una silla plegable, de las que hacía años que no utilizaba. Ni se había dado cuenta de que hacía tanto tiempo que no pisaba una playa. Siendo sinceros, tampoco habría podido afirmar que le hubiera puesto especial atención al correr de los años de un tiempo a esta parte.

Una auténtica pena.

El Bosque de Piedra y Metal

Llevaba dos días de camino por los agrietados Pasos Grises, y por fin tenía a la vista su objetivo. Una nube oscura cubría la zona que había ante él como la piel de res le protegía durante las noches. Los ancianos decían que los hombres no sobrevivían durante mucho tiempo a ese manto negro, pero a Hikk no le daba esa sensación. Aún así, las órdenes de la tribu habían sido claras.

Chaos

Estaba solo.

Caminaba por la carretera, mirando el horizonte de la ciudad que se alzaba ante él, sabedora y consciente de su realidad. Preparada. La Torre se dibujaba a lo lejos, vigilante, aun a sabiendas de que no cumpliría su misión, aquello para lo que fue creada. Unos olores y sonidos familiares quedaban a su izquierda. El Río fluía lento, impasible ante su misma existencia. Totalmente ajeno al presente, ignorante del pasado, y del futuro. Y el cielo brillaba. No habría sabido decir si era de día o de noche, pero el cielo brillaba. Y nada se movía, salvo él.